Newswise — Gracias al Karl G. Jansky Very Large Array de la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos, un equipo de astrónomos y astrónomas descubrió una importante pista sobre cómo las galaxias ponen freno a frenéticos episodios de formación estelar. Su nuevo estudio sobre la galaxia vecina M33 reveló que los veloces electrones de los rayos cósmicos pueden generar vientos que desplazan el gas necesario para el proceso de formación de estrellas.
A medida que las galaxias evolucionan, estos vientos empiezan a causar una reducción de la tasa de formación estelar. Hasta ahora, se creía que la causa principal de estos vientos eran las ondas de choque producidas por las explosiones de supernovas, así como los chorros expulsados por los agujeros negros en los centros de las galaxias, y que los rayos cósmicos eran un factor de menor peso, sobre todo en galaxias como M33, que tienen incubadoras de estrellas muy prolíficas.
“Habíamos observado vientos galácticos generados por rayos cósmicos en nuestra propia Vía Láctea y en la galaxia Andrómeda, que tienen tasas de formación estelar mucho más bajas, pero no en una galaxia como M33”, señala Fatemah Tabatabaei, del Instituto de Investigación en Ciencias Fundamentales de Irán.
Fatemah Tabatabaei, junto con un equipo científico internacional, usó el VLA para realizar observaciones detalladas en longitudes de onda múltiples de M33, una galaxia espiral situada a unos 3 millones de años luz que forma parte del Grupo Local, al que también pertenece la Vía Láctea. El equipo científico también usó datos de observaciones realizadas anteriormente con el VLA, el radiotelescopio de Effelsberg (Alemania) y telescopios milimétricos, de luz visible e infrarrojos.
Las estrellas mucho más masivas que nuestro Sol tienen ciclos de vida más rápidos y terminan explotando en supernovas. Las violentas ondas de choque pueden acelerar partículas casi a la velocidad de la luz y producir rayos cósmicos. Estos, a su vez, pueden generar presión suficiente como para provocar vientos que desplazan el gas necesario para la formación de las estrellas.
“Las observaciones del VLA indican que los rayos cósmicos de M33 están abandonando las zonas en las que se formaron y están cobrando la capacidad de generar vientos más extensos”, afirma William Cotton, del Observatorio Radioastronómico Nacional de Estados Unidos.
A partir de estas observaciones, el equipo científico llegó a la conclusión de que las numerosas explosiones de supernovas y consiguientes remanentes observadas en los enormes complejos incubadores de estrellas de M33 aumentaban la probabilidad de que se generaran estos vientos a partir de los rayos cósmicos.
“Esto significa que los rayos cósmicos probablemente sean causas más generales de los vientos galácticos, sobre todo en épocas más tempranas del Universo, cuando las tasas de formación estelar eran mucho mayores”, explica Fatemah Tabatabaei. “De ahí que este mecanismo se vuelva un factor más importante a la hora de entender la evolución de las galaxias en el tiempo”.
Fatemah Tabatabaei, William Cotton y sus colegas publicaron sus hallazgos en la edición del 25 de octubre de la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
El Observatorio Radioastronómico Nacional de Estados Unidos (NRAO, en su sigla en inglés) es un establecimiento de la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos operado por Associated Universities Inc. en virtud de un acuerdo de cooperación.
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